Los Curtidores de Marruecos, Fez y Marrakech
Viajar por Marruecos para disfrutar de sus paisajes, de una naturaleza extrema y cambiante, de su arquitectura, kasbahs majestuosas que resisten con dignidad el paso de los siglos aun siendo de adobe, de sus tradiciones, el folklore de su música gnawa, de los aguadores, su gastronomía, exquisitos platos como el tajim de buey con ciruelas y almendras, su artesanía, todo tipo de productos elaborados de manera manual que los convierte en únicos, como nuestros viajes personalizados, que nunca hay dos de iguales porque cada cliente es único y especial.
En artesanía, de todos, quizás unos de los más conocidos y apreciados son los productos artesanos elaborados con piel o Marroquinería.
Llegar a Marruecos, pasear por el zoco y descubrir que unas sandalias, hechas a mano, de piel, pueden salirte por 10 euros nos sorprende, y luego nos fijamos en los cinturones, que puedes elegir a tu gusto el trenzado, el color y la hebilla y personalizarlo, o las mochilas, productos que en nuestro país nos sería imposible encontrar a estos precios. Y aquí acabaría la historia si nuestro objetivo no fuera llegar al fondo de la cuestión. Los curtidores de Marruecos.
Cierto es que una de las visitas estrellas de Fez es ir a una terraza de una de las tiendas que limita la curtiduría, en el interior de la medina, para ver cómo se trabaja la piel, tal cual se hacía en tiempos ancestrales y tal cual continúan haciéndolo en la actualidad. Asomas la cabeza y descubres un montón de cubas de todos los colores pero a la vez percibes un olor intenso y instintivamente acercas el ramito de menta que te han ofrecido a tu nariz.
Observas, en silencio y con un respeto absoluto a todos los hombres que encorvados, remueven las pieles y las trajinan de una cuba a otra, diligentes en su trabajo.
Es un proceso laborioso, hay que poner las pieles en el interior de cubas llenas de cal y de excrementos de paloma, pasados unos días hay que introducirlas en otras cubas llenas con tintes naturales, para, una vez teñidas, ponerlas a secar y ya, poder los artesanos del cuero, elaborar los productos típicos que se pueden encontrar en el zoco: maletas, bolsos, cinturones, babuchas, sandalias,…
Solo quedan curtidores artesanos, que curten las pieles de manera natural sín ningún producto químico y con la fuerza de sus brazos en Fez y en Marrakech.
Los curtidores de Marrakech no son tan visitados, hay que remontar la medina hacia el norte, salir de las callejuelas turísticas y adentrarse entre las cubas, allí el olor es más fuerte que en Fez, allí las miradas son directas, las pieles se amontonan justo a tu paso, allí todo es más intenso, menos fotográfico, pero mas intenso, no hay escapatoria, allí tomas plena consciencia de lo que significa un trabajo duro.
Y de eso van nuestros viajes personalizados a Marruecos, de clientes curiosos, sensibles y respetuosos.
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