La perla del sur, Marrakech es la ciudad más visitada de Marruecos y está siempre entre los destinos preferidos por los viajeros de todo el mundo.
Los que ya la han visitado saben el por qué, los que todavía no la conocéis, sabed que os está esperando, allí está, acogedora, cada vez más bonita, cada vez más cosmopolita, pero sin perder su esencia milenaria.
Marrakech es una ciudad de colores, olores, caras,… es el bazar donde todo es posible y donde todo puedes encontrar, es la ciudad para pasear por las callejuelas laberínticas del zoco y perderte sin saber a dónde llegarás pero con la seguridad que te sorprenderá cada esquina.
Marrakech es taghim, cous-cous, dátiles, frutos secos, zumo de naranja y té a la menta. Restaurantes marroquis y restaurantes internacionales, terrazas amplias con un servicio exquisito.
Marrakech es la plaza Jmaa-el-Fnaa, tranquila por la mañana y transgresora a la noche. Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Marrakech es el estrés de los coches, motos, carros, bicicletas, camiones y autobuses, y es la paz del patio de nuestro riad iluminado con velas. Es una ciudad medieval, amurallada, donde los curtidores trabajan las pieles como hace no sé cuántos años, pero también es la Mamounia, el lujo, los maseratis, los campos de golf, las mansiones y los palacetes.
Marrakech es la ciudad de acogida de escritores, pintores, artistas. Los Jardines de Majorelle fueron durante años espectadores de las grandes fiestas que Yves Saint Laurent organizaba, él pasaba largas temporadas. Goytisolo, el escritor, vive allí, cerca de la plaza, le gusta el Café de la France. Sentarse y dejarse llevar por el ir y venir de la gente.
Es el placer de una cerveza bien fresca en una terraza donde descansaremos agotados después de rodar y regatear, contemplando en silencio las montañas del Atlas, las buganvilias y las palmeras, y un silencio interior y embriagador que se romperá con la llamada a la oración des de las diferentes mezquitas que hay esparcidas por la ciudad.
Marrakech es la estrella polar de Marruecos, es la que nos da la bienvenida y la que nos muestra su cultura, sus valores, su comida y sus tradiciones, en ella nos podemos familiarizar con sus gentes y su historia, y, si disponemos de tiempo, será el punto de inicio y fin de nuestro viaje personalizado por el sur de Marruecos.
Es el lujo de sus palacios, como el palacio Bahia, construido a finales del siglo XIX para la familia del visir Ba Ahmed Ben Moussa, interesante visita, decoración exquisita.
Es la grandeza de la medraza Ben Youssef, llegar a ella callejeando por la medina, una joya arquitectónica, mosaicos, mármol, estucos y cedro para una antigua universidad coránica que en sus tiempos, acogía cerca de 1.000 alumnos.
Es la calma de sus jardines, los jardines de la Menara con el Atlas de fondo, o los jardines de Majorelle, antigua residencia del diseñador Yves Sant Laurent, o los 4 campos de golf. Los jardines abundan pequeños en el interior de los riads, y tambien el ciber jardin Moulay Abdessalam, cerca de la Koutoubia. Espacios para pasear y relajarse. Un gran palmeral de 14.000 hectáreas rodea la ciudad y es la excusa perfecta para dar un paseo en coche de caballos.
Las murallas que rodean la medina o ciudad antigua, con casi 20 kilómetros de longitud y 20 puertas de acceso, algunas de ellas conservadas como Bab Agnaou, cerca de las tumbas saadies, necróplis reales datadas del siglo XV.
Marrakech es artesania, cuero, lana, madera, hierro son materias primas que los artesanos transforman consiguiendo bolsas únicas, alfombras exquisitas, teteras, o lámparas,…
Es bienestar, sus spa o hammam, un placer para nuestro cuerpo.
Marrakech es sorprendente, cambiante, en un tranquilo paseo te trasladas del bullicio del zoco y sus pequeños puestos de artesanos al bullicio de la ciudad nueva, Gueliz y Hivernage, con sus tiendas de marcas internacionales y edificios modernos en grandes avenidas.
Ven y vívela tu!!