Es en el sur de Marruecos donde podemos explorar la ruta de las mil kasbahs. Traspasar las montañas del Atlas para adentrarnos en paisajes impresionantes por su naturaleza en estado puro.
Las kasbahs son construcciones de adobe pero de grandes dimensiones, fortificadas, construidas hace más de cien y doscientos años para proteger a sus habitantes de los ataques de otras tribus que llegaban con las caravanas del interior de África.
Muchas de ellas se han ido deteriorando con las inclemencias y el paso del tiempo, pero las hay que nos ofrecen todo su esplendor, que impactan, que transmiten todavía la cotidianidad del lugar.
Ya hablamos en nuestro blog de la Kasbah de Aït Ben Haddou, la más conocida de Marruecos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, pero hay más, como la Kasbah de Tamnougalt, imponente, impasible al paso del tiempo, al ajetreo de la carretera cercana con su ir y venir de vehículos. La Kasbah de los judios en Zagora, donde todavía los artesanos trabajan como antaño la plata. La Kasbah de Ameridil en el palmeral de Skoura, fina y elegante. La Kasbah de Telouet, en plenas montañas del Atlas, en uno de los pasos de la cordillera, Tiz n Telouet a 2.600 metros de altura. Mil kasbahs!!
Hoy nos dedicamos a la Kasbah de Taourirt, en Ouarzazat, una Kasbah enorme, bien conservada, quizás porque también es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, construida estratégicamente en el siglo XVIII en la ruta de las caravanas de Tombouctou a Marrakech. Una Kasbah preciosa, te paras ante ella, la observas y necesitas tu tiempo para asimilar lo que debió representar hace más de doscientos años, imaginas su laboriosa construcción, observas su belleza. Su color de tierra cálido te da la bienvenida y te invita a entrar, a descubrir sus recovecos. En su interior el palacio del Pacha Glaoui, el mismo que el de la Kasbah de Telouet, el señor del Atlas.
Al principio, un laberinto de pequeños y estrechos pasajes, escaleras que nos llevan a salas vacías, encaladas, que en su día su servicio debían tener, aunque ahora lo desconozcamos, seguimos avanzando, agachamos la cabeza, otra sala, y otra, todo parece similar, pero en lo alto, llega la sorpresa. Sala amplia, grandes ventanales que permiten disfrutar del paisaje en sus cuatro costados, un mirador precioso, bañado por el sol y la luz clara de África. Maderas policromadas, escayolas trabajadas con precisión, techos decorados, una maravilla que te detiene, te arropa y te lleva a disfrutar por unos momentos de la estancia igual que antaño lo debieron hacer sus propietarios.
Enrocada en un Ksar donde todavía viven familias, pasear por sus callejuelas nos transporta a otro tiempo a otro modo de vida que perdura, una vida humilde y tranquila, sin prisas, de callejuelas de tierra y casas de tierra.
Una de las muchas ventajas de nuestros circuitos personalizaos por Marruecos es que tu decides que Kasbah visitar y como visitarla, tu decides si la visita será fugaz o tomarás tiempo para disfrutarla sin aglomeraciones, una experiencia inolvidable.
Nuestro objetivo es ofrecerte una experiencia inolvidable, pensada y personalizada para ti, con la seguridad de que disfrutarás de tu viaje, sabiendo que cuando termine, marcharás con el sentimiento de querer volver y de eso van nuestros viajes personalizados a Marruecos, de clientes aventureros, curiosos, sensibles y respetuosos.